miércoles, 18 de enero de 2012

Capítulo 5: Voces en mi interior.

Miriam,esto va para ti cariño!
Bueno, también agradeceros a mis 50 visitantes.¡¡Gracias!!

Capítulo 5
Mel
``Que bueno estás´´ eran las palabras que se repetían una y otra vez en mi cabeza.
Me volví a sentar donde estaba María y una vez sentada lo pude decir en voz alta.
-¡Esta buenisimo!
-¡Bésale!
-¿Qué? ¿ Ya?
-No mujer ya no eso quedaría muy… cutre y tu quedarías como una ansiosa.
-Entonces ¿Cuándo?
-Después.Dijo María mientras mordía un taco.
-¿Después cuando?
-Mira, eso yo no lo sé, pero podrias fingir que quieres jugar a los bolos y que no sabes entonces… bueno mira ya no aguanto mas te lo voy a contar.
-¿Contar el qué?
-Mira, mi hermano me dijo que tu le gustas a Sam y que mi hermano le había dicho donde debía besarte, y yo también estoy ayudando a mi hermano para que coincidais.
-Entonces, Sam también quiere besarme.
-Sí, pero ese no es el caso, el caso es que le dije a mi hermano que me las arreglaría sin decirte nada para que fueras ahí y dijeras que quieres jugar entonces Jonh le daría un pellizco para que te ayudara, entonces, ahí es dónde surge la magia.
-Entonces lo que me estás diciendo es que tengo que decir que quiero jugar y el me ayudará, y entonces ahí me besa.
-Exacto.
-Bien.
Dije yo levantándome de la silla.
Me acerqué más y más, a medida que me acercaba el corazón s eme aceleraba, entonces sonó ``someone like you´´ de Adele, me encantaba esa canción. Llegué donde estaban los chicos.
-¿Puedo jugar?
Jonh le dio en el brazo a Sam, y entendí que esa era la señal , mientras tanto María estaba mirandome desde la mesa con mi hermano. Me guñó un ojo.
-¡Claro! Dijo Sam.
Cogió una bola y me la tendió.
-Vale, pero lo que no quiero es acabar como el del pasillo de al lado.
-Tu tranquila yo te… ayudo.
-Vale.
Me agarró por el brazo y me puso la bola en la mano y entonces yo me eché hacia atrás y…
Pasó lo que pasó.
En un solo minuto yo le besaba a él o el me besaba a mi tiré la bola y le abracé.
Abrí los ojos y miré hacia la mesa donde estaban los tres mirándonos y riéndose en ese momento me dí cuenta de que no eran los únicos que nos miraban….
Nos separamos.
María se levantó de la silla y se puso delante de nosotros con los brazos en jarra.
-¡Eh, que miráis mas quisierais todos estar en la piel de este señorito! Dijo señalándonos.
-Cierto, mas quisieras- Dijo Sam mirándome.
Le seguí la mirada y nos sonreímos.
Nos abrazamos y nos fuimos a la mesa.
-¡Pedazo de lote os habéis dado! Dijo mi hermano dándole a Sam golpes en el hombro.
-¿Has aprendido? Bromeó Sam.
Nos cogimos la mano por debajo de la mesa.
-Eso, hermanito.
Apoyé la cabeza en el hombro de Sam.
-Hacéis muy buena pareja.-Dijo María sonriendo.
-Ya lo sabíamos.-Dije yo.
Jonh vino a la mesa con un plato de patatas fritas que dejó en la mesa.
-¡Patatas para todos! Anunció.
-¡Comida!-Dijo mi hermano.
Cogió una patata y Jonh le dio un capón.
-¡Tragón!
Cogió la patata y la tiró.
-¡Joder, como quema!
Capón por partida doble.
-¡Esas palabras! Dijo María.
Nos empezamos a reír.
Jonh nos miró a Sam y a mí.
-Alomejor, vosotros queríais una tarta nupcial o algo así pero… aquí no hay de eso.
Sam me apretó la mano con mas fuerza y me besó la mejilla.
-Muy gracioso Jonh.
-Ya, ya lo sabía.
Me alisé la falda del vestido con la mano que me quedaba libre.
-¡Madre del amor hermoso, es tardísimo!
-¡Oh! Vale Cenicienta, ya vamos antes de que te transformes .Bromeó Simon.
-Ja-ja, para empezar, Cenicienta no se transforma ¿vale? sino que tiene que correr para que el hechizo no se esfume delante del apuesto principe, a y otra cosa que se me había olvidado deciros y a mi hermano igual. ¡Todos dormimos esta noche en mi casa!
Nos miramos.
-¡Vale!- Dijimos todos a coro.
-¡Aviso!-Dije yo.- Tengo extrañas pesadilas por las noches y grito, lo siento, pero no lo puedo evitar.
-No importa-Dijo Jonh.-Yo ya estoy acostumbrado a oír roncar a mi hermana.
Le dio un golpe en la cabeza.
-¡Yo no ronco!
Después todo fueron risas.
-Bueno, nos vamos. Afirmó María.
Nos levantamos y cogimos el abrigo. Sam me ayudó a ponerme el mio.
-Gracias. Le sonrié y el me sonrió también.
Salimos de la bolera y nos quedamos todos parados mirando la calle, miles de millones de luces anunciaban que la navidad se acercaba.
Me encantaba la navidad.
-¡Que bonito!-Dijo Simon.
-Y que lo digas. Dijo María apoyando la cabeza en el hombro de… ¡mi hermano!
Pareció no darse cuenta pero… cuando lo hizo fue ruidoso, mas que nada porque pegó un buen grito.
-¡Que haces!
-¿Yo?
-¡Tu!
Mientras ellos discutían, Jonh, Simon y yo nos dedicamos a reirnos.
Las madres paseaban con sus hijos de la mano y se paraban a ver los escaparates de las jugueterías. Los niños se paraban señalando con sus deditos y diciendo``mira mamá quiero eso´´ y las madres se dedicaban a decir`` muy bonito´´ aunque por dentro estaban diciendo: a este niño siempre le gusta lo mas caro…
Nosotros seguiamos embobados mirando las luces de la bolera.
-¿Nos vamos? Dije yo.
-¡Si!- Dijeron todos a coro.
Me eché a reír.
-¡Bueno, no me peguéis!
Se echaron a reír.
Jonh se paró para coger las llaves del coche de su bolsillo del pantalón.
-Voy a por el coche esperadme enfrente de la perfumería.
Giramos la esquina para colocarnos enfrente de la perfumería. Pero nos encontramos a un niño de unos 5 años llorando sentado en el suelo.
Me agaché a su lado.
-¡Hola!
El niño se apartó mas de mi.
-No, no voy a hacerte daño.
El niño abrió la boca para hablar.
-Mamá.
¿Dónde está tu mamá?
El niño señaló en dirección al cielo.
Bajé la cabeza.
-Entiendo.
Sam se agachó a mi lado.
¿Con quién vives, chaval?
El niño me soltó la mano.
-Con tita Heaven.
Sam me miró.
-¿Y… dónde está tu tia?Le dije yo con cuidado.
El niño señaló a una ambulancia que estaba calle abajo.
Sam apretó los puños.
-No…
Cogió al niño.
-Vamos a llevarte con tu tia, chaval.
Sam se echó a correr calle abajo y María le miró atónita.
-¡Sam!-Grito.
Paró un coche rojo y Jonh bajó la ventanilla.
-¿Dónde leches va Sam?
-A llevar a un niño con su tia.
-Será cabrón.
-¡Subid al coche!
María y yo nos subimos al coche.
El interior tenía asientos con estampado de piel de cebra, pero estaba limpio.
Llegamos donde estaba la ambulancia y el niño estaba con una señora que le tenía cogido y le estaba besando.
Sam estaba sonriente esperando a que llegaramos con el coche.
Se montó a mi lado.
-¡Salvado!
Le abracé.
-¡Le has salvado!
-Si…
-¡Mi héroe!
Me abrazó y me dio un beso leve.
-¡Mel!
-¡Mel!
-¡Abre los ojos!
Abrí los ojos.
María y Sam estaban sentados en el sofá de al lado.
No, no podía haberlo soñado.
-¡No!
María y Sam se miraron atónitos.
-¿Qué pasa?
-¿Qué?
-Sam, dime que no lo he soñado.
-El…¿qué?
Desde luego lo había soñado.
-Nada, es igual.
-Te quedaste dormida y no hemos podido ir a la bolera…
¡Será posible! Como se me ocurre dormirme, justo cuando íbamos a ir a la bolera.
-Bueno… mejor tarde que nunca podemos ir… ahora.
-Me temo que no…
-¿Qué, pero por qué?
María me hizo un gesto señalándose con el dedo la muñeca izquierda.
-Tal vez… porque está cerrada.
Me coloqué el pelo y me miré para asegurarme de que no era una brima de mal gusto y en realidad si que tenía el vestido azul puesto.
Pero… no, no lo llevaba puesto.
-¿Qué hora es?
-Las ocho y media.
Me levanté del sofá y estaba un poco mareada, me tambaleé, me sentía como si alguien se hubiera escondido debajo de la escalera con un mazo y me hubiera pegado con él hasta quedarse sin aliento.
Sam se levantó del sofá y me agarró el brazo, cosa que yo no podía agradecer mas en ese momento.
-Gracias.
Me sonrió.
-¿Estas bien?
-Si, si.
Me fui a mi habitación y me asomé por la rendija que quedaba algo abierta para ver a María y a Sam.
-Sam… voy a ver a Mel, no parecía tener muy buen aspecto.
-Te acompaño.
-¡No!
-¿Qué?
-Puede estar… cambiándose.
Me tapé la boca con la mano y me empecé a reír.
Abrieron la puerta y me dio en la cabeza, empujándome hacia un lado.
-¡Tia!
-No soy tu tia, Mel, pero si lo fuera lo primero que haría sería enseñarte a no escuchar las conversaciones ajenas.
-Cierto… soy muy maleducada.
Me empecé a reír a carcajadas.
-¿Cambiándome? Gran excusa.
-¿Gran excusa? ¿ La mia?
Me callé repentinamente.
-¿A qué te refieres?
-Muy buena excusa la de fingir que estabas mareada para que Sam te cogiera el brazo.
Escuchamos tras la puerta que mi hermano y Sam estaban jugando a la wii en el salón de abajo.
-Bien… para empezar, María, no era una excusa, era mas bien una… necesidad.
-¿Eh?
-Sí, he soñado que le besaba en la bolera.
-¡Anda, claro! por eso deseabas tanto ir a la bolera, desde luego eso explica muchas cosas.
María se dirigió a mi escritorio donde había una bolsa con gominolas que compramos días atrás, antes de la llegada de Sam al vecindario.
-¿Ah si?
-¡Aja!
-¿Cómo cuales?
-Pues, demuestra que estás perdidamente enamorada de él.
Cierto, era cierto, lo demostraba, pero… no me explicaba como fue tan… repentino.
-No, yo creo que mas que estar enamorada de él lo que me pasa es que… estoy… bueno que…. me llama… la atención.
-Si, ya, la atención.
Soltó una carcajada.
-¿Sabes lo que tienes que hacer, lo que te exijo a hacer?
-¿Qué?
Se levantó de la silla.
-Bueno… la verdad que… este fin de semana mis padres no… no estan en casa y… voy a montar una fiesta y le voy a invitar asíque si quieres entrar en mi fiesta, tienes que besarle allí mismo.
La miré atónita, pero callada, no estaba sorprendida.
-¿Qué?
-Lo que oyes.
Se puso a mi lado y me cogió un mechon de pelo.
-Mira, un beso es el primer paso que se debe dar en una relación.
-¿Quién a hablado de una relación?
-Nadie, nadie a hablado de una relación, pero… lo piensas, piensas que no hay mas mundo sin él.
Había exagerado de una manera monumental mis sentimientos.
-No exageres, a ver, me llevo muy bien con el y tal pero… apenas le conozco.
-Pues conócele.
-Tú, te crees que se puede conocer a la gente ¡Ale venga alegría a la vida, te he visto hace dos días, pero quiero besarme contigo y por eso mismo ya nos conocemos! No, María, las cosas no son así, la vida no es así de simple.
-Mira, cielo, la vida te parece complicada porque tu la haces complicada.
Ahora si que me sorprendieron sus palabras.
-¿Cómo dices, que yo la hago complicada?
-Sí, vamos a ver ahora mismo, nos vamos a cenar, a dar una vuelta, le conoces, después, mañana, que te recuerdo son vacaciones de navidad, no tenemos que ir al instituto, nos vamos al centro comercial con tu hermano y con él, comemos hablas con el, por la tarde nos vamos al cine y al día siguiente por la tarde noche en mi casa la fiesta le besas y listo.
-Suena muy facil así dicho la verdad.
-Es fácil, sobretodo si tienes un hermano que es íntimo del chico que te gusta y que le puede preguntar si él también quiere besarte.
-¡Ni se te ocurra obligarle a besarme!
-No le voy a obligar, Mel, simplemente le dices, Sam, tu quieres besar a Mel¿verdad? mas que nada porque tu eres el chico ¡lánzate!
-No, no, si él de verdad está enamorado de mí tiene que quererlo sin que nadie le diga nada.
-Vale, vale, ¿pero sigue en pie lo de ir esta noche a cenar?
-Eso sí.
Bajamos al piso de abajo y entramos en el saló donde se oían los gritos de los chicos mientras jugaban a la wii.
-¡Déjame, esa meta es mia!
-¡No!
-¡Chicos!- Dijimos María y yo a la vez.
Se dieron la vuelta los dos a la vez.
-¿Vamos a cenar fuera esta noche?
Se miraron, Sam dio un paso al frente.
-A mí me parece muy bien, pero me voy a ir ahora mismo a mi casa a cambiarme de ropa y a ducharme.
-Eso, eso tu ponte guapo, tío, que por las noches hay muchas chicas guapas.
La sola idea de ver a Sam dando la mano a otra chica que no fuera yo me daba escalofríos.
-Bien, nosotras vamos arriba a prepararnos.
Sam cogió su anorak rojo se lo puso y se fue en dirección a la puerta.
-Bueno, yo me voy luego os veo.
-¡Adios!
María y yo fuimos escalera arriba y entramos en mi habitación, encendimos mi portátil azul cian y pusimos música.
Entramos en mi vestidor y empezamos a rebuscar que ponernos.
Yo elegí una camiseta de hombro caído negra con una smiley en rosa con los pelos en punta y con una frase que pone: living your live!
Y unos vaqueros rotos ajustados, de calzado me decidí por unos botines grises con mucho tacón y el pelo tenía pensado dejarmelo suelto y liso como le tengo, pero María casi se me echa encima solo de pensarlo.
Me agarró, me sentó en la silla y me hizo unos tirabuzones alocados.
Luego ella se encargó del maquillaje, para mi gusto se pasó pero no hiba a negar que quedaba muy bien.
Después ella se decidió por una camiseta roja con una manga de tira y la otra larga unos vaqueros desteñidos y unos zapatos rojos que quedaban muy bien con el conjunto que había elegido.
-¡Listas!
Nos miramos en el espejo.
-¡Buen trabajo, María!
-Sí, pero esto no está acabado hasta que no pongas una canción de los BTR.
-Cierto.
Busqué en mi ordenador, y cogí la canción ``Any kind of guy´´
Las dos nos pusimos a cantar ya bailar como las locas que éramos. Paramos en cuanto sonó el timbre.
Bajamos pitando, cogimos los abrigos y abrimos la puerta.
Sam nos esperaba con su anorak rojo y sus vaqueros, pero el pelo, el pelo lo llevaba engominado hacia arriba.
-¡Hola chicas!
-¡Sam, coleguilla!- Dijo María dándole una palmadita en el hombro.
Sam se quedó con cara de``¡esta que dice!´´pero en su lugar digo:
-¡Estáis increíbles!
María dio un paso atrás y me agarró la mano.
-Sobre todo Mel la has visto que zapatazos, está preciosa, seguro que hoy liga.
-¡María, déjalo ya!
Sam soltó una carcajada.
-Sois muy divertidas chicas.
-Si, lo siento, Sam esque está obsesionada con que me tengo que echar novio y…
-¿Qué, es algo malo?
-Bueno… yo me…voy a beber agua, ahora mismo salgo.
Me dio un codazo en el brazo.
-No, no es malo pero… es un poco plasta.
-Sí, pero la verdad, tiene razón en eso de que estas increible.
Me daba la sensación de que el suelo estaba a tres metros por debajo de mí, y que me fallaban las piernas.
-Gracias.
Abrieron la puerta de al lado y salió un chico moreno  con una abrigo azul cielo y unos playeros cn una bolsa de basura.
-¡Buenas noches!
-Hola, James.
Se unió junto a Sam y junto a mí en la conversación.
-James, este es Sam, Sam este es James.
-Hola.
-Hola.
Abrieron la puerta de mi casa y salieron mi hermano y María.
-Bueno, chicos nos vamos, ah hola James. Dijo María.
-Hola María.
Se dieron dos besos, al rato salió mi hermano de casa y cerro con un portazo, antes de un abrir y cerrar de ojos ya se había reunido con nosotros.
-Hola, James.
-Hola.
Mi hermano y James fueron íntimos de pequeños, no entiendo que había cambiado entre ellos, pero James era un chico súper majo.
-Oye, tío, ¿te vienes a cenar con nosotros? Dijo mi hermano.
-Bueno, voy a avisar a mi madre de que me voy, otra vez.
Entró en casa y Marí apretaba los puños.
-¿María, puedo hablar contigo, cariño?
-Si, Mel, como no.
La agarré el brazo y me reuní con ella lejos de mi hermano y de Sam.
-¿No me digas que te gusta James? Susurre.
-¡No!- James, ya había salido de su casa y ella le miraba.
-¿Seguro?
-Vale, un poquito.
-¡Lo sabía!
-¡Shh! Mel, ¿te puedes callar, o bajar la voz al menos?
-Sí, si, ¿desde cuando te gusta mi otro vecino?
-Desde que un día vino a tu casa y estuve dibujando con el flores para colgarlas en un árbol de tu jardín ¿ te acuerdas de eso?
-María, de eso hace años.
-Lo sé era un niño tan tierno, pero hubo una temporada que me calló mal, porque tenía novia, pero de eso hace ya bastante, la verdad nosé que años teníamos¿siete?
-Ah, sí, me acuerdo de Jessie, y también de cuando estaba saliendo con James.
Me eché a reír.
-También me acuerdo de cuando la engañaste diciéndola que si se metía gomas por la nariz se haría una princesa.
-No, no la dije eso, la dije que todas las princesas lo hacían, y lo mejor de todo fue que se lo tragó.
Sam nos hizo una seña con el brazo.
-¿Nos vamos, chicas?
-¡Si!
El hemano de María nos recogió después de cenar con el coche y dijo que nos iba a llevar a una discoteca de las mejores de la ciudad, aunque no era una ciudad muy grande ni con muchos edificios de moda, si que había varias discotecas. Pero no era una discoteca que despertara mucho mi interés mas que nada porque en ese mismo sitio, había muerto mi hermano.
-¿Qué hacemos aquí? Dije y deseando tirarme encima de Jonh y dirigir el coche a otro sitio.
-Bueno, es uno de los mejores sitios de la ciudad.
-Pero…
-¡Mel, tranquilízate! Solo será una noche.Me susurró María tratando de calmarme.
-¡No, tu hermano sigue sano y salvo al mio lo mataron aquí mismo!¿como quieres que me tranquilice?Le susurré yo.
-No lo séMel, pero tranquila, por dios, mira, si aguantas toda la noche aquí,no volvemos mas.¿Me lo prometes?
-No se… María, no se si voy a ser capaz.
-Serás capaz
El coche se paró y Sam nos abrió la puerta a María, a James y a mí.
James y María se bajaron de3l coche pero yo permanecí inmóvil durante unos segundos, María metió la cabeza en el interior del coche.
-¿Vamos?
Asentí con la cabeza.
Suspiré.
Me bajé del coche.
Como de costumbre en todas las discotecas, la puerta estaba llena de gente esperando en la cola. Me quedé inmóvil y María me dio un empujón.
-Vamos, Mel.
-No no puedo.
-Mel, por favor.
-María, no puedo.
-Chicas, ¿entráis?- Dijo James.
María gi

-Mel, porfavor, tienes que entrar, no puedes quedarte aquí parada todala noche, lo de tu hermano pasó fuera no dentro.
-Ya, en tal caso me voy a…
No me dejo terminar.
-¡No! tu no te vas a ningun lado, Melissa vas a entrar ahí y te vas a ligar a Sam como que me llamo María ¿vale?
Tragué saliva.
-¡Vamos alla!ró la cabeza.
-Sí, pero ir entrando vosotros.
-Vale.

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