jueves, 19 de enero de 2012

Capitulo 7:Voces en mi interior

Capítulo 7
Mel
Me desperté en una camilla en una sala blanca, sabía muy bien donde estaba.
Me levanté y Sam estaba a mi lado.
-Quieta, no te muevas.
La imagen se enfocó mas y estaba lleno de moratones y de heridas.
-¡Sam!
-¿Dime, que pasa?
-Tu… cara.
-¡Ah! esto… pues veras… esque… ayer.
-Si, sé lo que pasó ayer, pero tu.. tu…
-Mel, no podía dejar que te tocara, no podía dejar que te hiciera nada.
Me quedé pensativa mirando a ningun lado.
 -No.. tenías que hacerlo…
-Si no nos hubieramos metido te habría dado una buena.
-Gracias de verdad pero..
No me… hacía a la idea de tener delante de mis narices a un chico tan… perfecto, no me hacia a la idea.
-Pero nada, Mel, yo lo hago por ti, porque me…
Abrí los ojos como platos.
-Me caes bien
Rotundamente se dio la vuelta y se fue dando un golpe sordo con la puerta.
-¡Mierda!
Le dí un puñetazo a la camilla con una mezcla de rabia e ira.
Llamaron a la puerta, ¡sería él!
-¡Adelante!
La puerta se abrió y unas botas negras con tacón asomaron a través de ella.
Mi hermana Sophie apareció con un ramo de flores de la mano.
-¿Cómo está mi hermanita?
Me dio un abrazo.
-Tu hermanita está bien. ¿Cierras la puerta?
-Mamá venía por detrás pero se a quedado hablando con el médico.
Mi madre entró por la puerta con una caja de bombones en la mano.
Me dio un beso en la frente y se sentó en la camilla.
-Bueno, Sophie, ¿qué tal?
-Pues muy bien, la verdad desde que me fui a vivir al apartamento, no hemos hablado nada, pero bueno.
-Ya… ya te echaba de menos.
-¡Cariños tengo buenas noticias!
Sophie y yo nos miramos.
-¿Qué noticias?
-Mañana te dan el alta mi vida.
Mi hermana me agarró con fuerza la mano y después me abrazó.
-¡Qué bien!
No pude evitar llorar de alegría, pero no entiendo porqué solo llevaba ahí metida veinticuatro horas.
-Bueno, no te pongas así, mujer…
-No, si son lágrimas de felicidad.
-Ah bueno, entonces tu hemana y yo nos vamos para que se llegue antes¿sí?
-Vale.
Nos despedimos con besos y después de que ellas se fueran todo era… silencio, me comí un bombón, apagué la luz y me recosté en la camilla. Cerré los ojos.
``Cabello, rubio, ojos azules, sangre, cuadro, sonrisa, mas sangre´´
Abrí los ojos ¿y ese pensamiento? Volvía a cerrar los ojos.
-Melissa…
Me aferré a la camilla con fuerza, una voz dulce, y melodiosa me llamaba, esa voz… me sonaba de alguien, de algo.
-Melissa, abre los ojos, no tengas miedo.
Abrí los ojos un rostro pálido, de cabellos rubios, ojos azules y… heridas, magulladuras y… sangre hizo que palideciera como un papel.
-¿Qué… haces aquí?
-Mírame a los ojos, Melissa.
Hice lo que me pidió, su mirada se clavó en la mia y fue como si un cuchillo me hubiera atravesado lentamente el pecho y me fuera muriendo lentamente.
A través de sus ojos viajé a una habitación oscura con gente… muerta… mi hermano entre ellos. ¿Qué hacía yo ahí? Tengo que estar soñando pensé.
Mi hermano tenía una sonrisa de medio lado en la cara. Dio un paso al frente. Retrocedí.
Pero él, era mas rápido que yo, me agarró el brazo fuertemente.
-Pronto estaré contigo.
Abrí los ojos.
Una enfermera estaba quitándome el suero con unas tijeras.
-Buenos días.
No podía hablar, estaba demasiado asustada, asique le sonreí.
-Madre mia, te va a dar algo Melissa tranquilízate.
Me dí cuenta de porqué lo decía, tenía la cara empapada, una parte por sudor y otra parte por lágrimas.
La enfermera, muy amable, me dio un vaso de agua.
-Gra… gra…cias. Le dije como pude.
-Nada, cielo.
Le volví a sonreír. No podía quitarme ese maldito sueño de la cabeza.
-Bonito collar.
¿Qué collar? Me miré el cuello, y palidecí. Sentí que el suelo desaparecía bajo mis pies. El collar azul de… mi madre, el que llevaba la chica de mi ``sueño´´  le tenía yo puesto.
-Gracias.
La enfermera se giró.
-¿Por?
-Por lo del collar.
Una lágrima me bajó por las mejillas y yo me la limpié con rapidez. No tenía ganas de llorar y menos de que me vieran llorando.
-No es nada, cielo, bueno hasta luego.
Me sonrió antes de irse.
Me quedé en silencio e inmóvil, el terror que sentía me impedía moverme.
Cuando reaccioné me dirigí corriendo al espejo del baño en el que me miré, con la esperanza de que aquello del collar fuera una  alucinación.
Pero no, ahí estaba.
Me sequé las lágrimas y me lo quité de un tirón. Pero me quedé quieta al ver que tenía una mancha marrón en la piedra azul. La quité con la uña, pero me dí cuenta de que era sangre. Lo tiré al suelo y me caí de rodillas en él, me hice un ovillo y comencé a llorar sin poder parar.

Cuando me tranquilicé, cogí mi mochila y me vestí.
Me vestí bastante diferente a como solía ir, simplemente llevaba una sudadera negra con letras en grises, unos vaqueros y unas zapatillas negras.
Me asomé a la ventana, nevaba, se me había olvidado, era la primera navidad que pasaba sin mi hermano. Todo sería distinto.
La puerta se abrió y entraron mis padres y mis hermanos. Patrick vino corriendo y me dio un abrazo muy fuerte.
-¡Mel!
-¡Hola, enano!
Verle me subía el ánimo, estuviera como estuviera.
Les dí un beso a todos.
-Gracias por venir.
Mi hermano Simon se puso a mi lado.
-No tienes porque darlas ¡enana!
Me sacudió el pelo y yo le dí un manotazo.
-¡Imbecil!
Papá y Sophie se sentaron en la camilla.
Mamá estaba recogiendo la ropa.
-¡Encontraste el collar!
Me dí la vuelta y la vi. con el collar de la mano llorando de alegría.
Me dio un abrazo.
-Mel, cariño, no sabes lo que significa este collar para mi.
Papá se levantó de la camilla y yo me senté en su lugar.
-Valeria, les has dicho a los niños la noticia.
-No, de modo que se lo decimos ahora.
Patrick me pidió que le sentara en la camilla, y es lo que hice.
-¿Pensáis decírnoslo algún día? Dijo Sophie con tono impaciente.
-Vale… allá va. Sabéis que este año… las navidades van a ser diferentes, en todos los sentidos, de modo que hemos decidido irnos a pasarlas al pueblo de Malcom, el abuelo de Sam, allí hace mucho mas calor y puesto a que nos llevamos muy bien con los vecinos, pues fueron muy amables en ofrecérnoslo.
No me lo podía creer, me hiba con Sam, con Sam a pasar las navidades, no tenía porqué alegrarme pero lo hice.
-Pero… mamá, las navidades siempre las hemos celebrado en casa, todos juntos. Dijo Sophie que cruzó los brazos.
-Sophie, cariño, entiendo que… estés un poco enfadada pero… entiende que este año… todo a cambiado y que estar en casa solo nos lo recordará, por eso hemos decidido ir con ellos, solo será este año. Tenlo por seguro.
-Está bien…
Patrick se bajó de la camilla con gran agilidad.
-A mi me parece bien, papis.
Mi padre se agachó y le alborotó el pelo.
-Ya lo sabemos, pequeñajo.
Me levanté de la camilla.
-¿Nos vamos? Estoy cansada de estar aquí, me quiero ir a casa.
-Sí.
Todos se pusieron en pie y nos pusimos el abrigo.
Salimos de la habitación, los médicos nos felicitaban la navidad y nosotros a ellos.
Salimos a la calle y una brisa de aire frío me azotó en la cara. A la derecha había dos amigas riéndose, lo que me recordaba a que María no había venido a verme.
-Mamá ¿dónde está María?
-Se marcharon hace un par de días al pueblo de sus abuelos, van a celebrar allí la navidad, vino el día que tuviste el accidente, con Sam, con Simon y con James pero ya no pudo venir mas días.
-Hummm...…
Papá abrió el coche y puso las cosas en el maletero. Nos montamos en el coche.
-¡Próximo destino!-Gritó papá.
-¡A casa!-Gritamos todos a coro.
Una vez que llegamos allí, yo me fui corriendo a darme una ducha caliente.
Cuando salí de la ducha entré en mi habitación y estaba Sophie sentada en el escritorio escuchando música en mi portátil.
-Hola.
-¡Hola!
Mi hermana se levantó de la silla y vino hacia mí, me dio un beso en la mejilla.
-¿Y esto?
-¿El qué?
-El beso, ni que lleváramos tanto tiempo sin vernos.
Mel… tu no sabes el miedo que pasé cuando me dijeron que estabas en el hospital, te lo juro no lo sabes.
-Pero… no fue nada grave.
-Es igual, hace poco, murió la novia de Simon, mi mejor amiga y tampoco era nada grave según los médicos, pero…
-Lo… siento, la verdad yo no se que haría sin María.
-Lo se.
No sabía que mas decirla, sabía que tenía una mejor amiga, pero no que era la novia de Harry.
-¿Dónde encontraste el collar de mamá?
Mi hermana me sacó de mi ensoñación.
-¿Cómo?
-Melissa, ese collar se le regaló Harry a Hellen por su cumpleaños.
Por eso le tenía ella. Abría los ojos como platos.
-¿Quién te le dio? Mel, dímelo
-Esque no…
-¡Dímelo!
A ver yo ahora que me invento.
-Una enfermera.
Me salió del alma.
-¿Qué enfermera?
-¡No lo sé, me lo dio de parte de alguien!
-¿De quién?
-No me lo dijo.
Mi hermana me agarró el brazo, pero paró la pelea la voz de mamá desde el piso de abajo.
-¡Niños haced la maleta!
Sophie me miró y me soltó el brazo.
-Lo siento, Mel, lo siento.
-No importa, perdiste los nervios, ya está.
Sophie se levantó de la cama y se fue de mi habitación.
Si no llega a ser por la música me hubiera puesto a llorar.
Cogí la carema de mi estantería y comencé a echarmela por todo el cuerpo.
Después de echármela entré en el vestidor y cogí varias prendas de ropa y las metí con sumo cuidado en mi maleta roja.
Ropa, accesorios, zapatos, portátil… no me faltaba nada…
Bajé al piso de abajo.
-Yo ya estoy.
Simon y Patrick estaban jugando a la wii calculé que hacía al menos dos horas, puesto a que habiamos salido del hospital a las diez de la mañana ahora eran las tres del medidodía.
-Yo… también…
Mi hermana bajaba con cuatro maletas cargadas y tenía que hacer grandes esfuerzos para bajarlas todas a la vez.
-¡Pero que llevas ahí!
-Piedras.
-No si eso… ya se ve.
Llamaron a la puerta y yo fui corriendo a abrirla.
Era Sam.

Capítulo 6

Para las pesadas de mis amigas, que todos los días me exigen capitulos nuevos.

Capítulo 6
Sam

El interior de la discoteca era muy… navideño. Lo había decorado todo con luces blancas y había un árbol de navidad gigantesco blanco en el medio de la pista. Las barandillas de las tres plantas, también tenían luces blancas y del techo colgaban renos, y santa Claus
La gente bailaba con vasos de la mano y a los de arriba se les veía algo ``contentillos´´.
Sonaba la canción de Domino de Jessie J.
Nos acercamos a la barra, también con decorativos navideños.
Nos atendió una chica con un vestido negro suelto y con unos tacones que aumentaban su estatura a diez veces la suya.
-¡Hola! ¿Qué os sirvo?
Jonh se adelantó.
-A mi una Coca Cola, y o te rpeocupes por el alcohol soy mayor de edad.
La camarera soltó una carcajada.
-Lo necesitas para entrar aquí, ¿y tú que vas a tomar?- Dijo la camarera mirándome.
Cuando abrí la boca para hablar llegaron María y Mel.
-Hola, chicos,¿ ya estáis pidiendo?-Dijo Mel mientras se sentaba en una butaca.
-Sí, ya ves, ponme una Coca Cola a mi también.-Dije yo muy decidido.
La camarera abrió la cámara y sacó unas botellas de Cola, las puso sobre la barra y vertió el líquido en vasos de cristal. Se acercó a nosotros y le preguntó a Jonh cuanta cantidad de alcohol quería, pero la música estaba demasiado alta y no llegué a escuchar lo que él respondía.
Mel se levantó y llamó a la camarera de nuevo.
-¡Perdona!
La camarera se acercó a ella.
-¿En esta discoteca no atienden a las chicas?
-Si, perdonadme vosotras a mí, estaba poniendo la cuenta a aquellos chicos.
-Vale ¿ nos atiendes?
-Sí, decidme ¿Qué queréis?
-Yo, otra Coca Cola. Dijo Mel muy segura, como siempre que abría la boca, parecía siempre tan segura de lo que decía.
La camarera asintió con la cabeza y miró a María.
-¿Y tú?
-Yo… quiero… un… refresco de naranja y sin alcohol.
-¡Marchando!
Abrió la cámara de la que anteriormente había sacado las Coca Colas y se quedó mirando pensativa.
Se acercó a Mel.
-Lo siento, no nos queda mas Coca cola ¿te vale Pepsi?
-Depende de si a ti te valen billetes del Monopoly.
-Pues… no pero… no nos quedan mas y…
-Venga va, ponme la Pepsi.
Aquella contestación no era muy propia de Mel, parecía cabreada.
La camarera puso las bebidas de las chicas encima de la barra y ellas las cogieron.
-¿Ya estáis todos?-Dijo María.
-¡Sí!-Gritamos todos a coro.
María miró a su alrededor.
-¿Dónde está James?
-Ligando allí mismo-Dijo Jonh señalando a una zona de la pista llena de chicas, tras varios segundos mirando, conseguimos divisar a James bailando con una chica rubia con un vestido rosa fucsia.
-Pues bien…-Dijo María en tono disgustado.
Mel seguía con la mirada perdida y con cara de espanto y de cabreo.
Nos acercamos a la pista, donde actualmente sonaba la canción Party Rock de LMFAO.
Tras muchas canciones bailadas caimos rendidos en un sofá que había en un extremo de la pista.
James vino con nosotros.
-¿Nos vamos?
Mel levantó la vista.
¿Qué hora es?
-Las seis y media.
Mel se levantó de un salto.
-¿Cómo?
-Eso, que son las seis y media.
Nos levantamos todos del sofá.
-¡Vamonos! Dijo Jonh- Necesito una cama.
Nos encaminamos hacia la puerta, y una vez fuera el frío me recorrió todo el cuerpo.
-¡Maldito frío!. Susurré yo, pero no lo demasiado bajo para que nadie me escuchara, porque Mel, lo hizo.
-Y que lo digas.
Cruzamos la calle y nos encontramos con un chico borracho que no sabía ni su nombre, le agarró el brazo a Mel.
-¡Suéltame!
Nos dimos la vuelta para mirarles.
-¡Guapa ven aquí!
-¡Que me sueltes!
Mel le pegó una patada y el la agarró mas fuerte.
No pude evitar meterme en la pelea.
-¡Déjala en paz!
Los demás se acercaron donde estaba yo.
-¡Obligadme a hacer que la suelte!
-Como quieras.
Le pegé un pueñetazo en la cara y el me le devolvió, pero la borrachera no le permitió darme fuerte.
Mel le mordió en la mano.
-¡Deja a Sam en paz, déjales en paz!
-¡Cállate!- La agarró de los pelos y la pegó una torta.
Agarré a Mel como pude del brazo y con el otro agarré el brazo del chico.
Esta vez James y Jonh se encargaron de hacer el resto.
Pero él en lugar de atacarnos a nosotros, que es lo que debería haber echo, se volvió a avalanzar sobre Mel. Yo no… no podía permitir que la hiciera daño, de modo que le eché sobre una pared y comenzé a pegarle puñetazos en la cara, Mel intentó defenderme pero ella se llevó el visto bueno.
El puño del chico aterrizo en su cabeza, la fallaron las piernas y se derribó sobre los brazos de María.

miércoles, 18 de enero de 2012

Capítulo 5: Voces en mi interior.

Miriam,esto va para ti cariño!
Bueno, también agradeceros a mis 50 visitantes.¡¡Gracias!!

Capítulo 5
Mel
``Que bueno estás´´ eran las palabras que se repetían una y otra vez en mi cabeza.
Me volví a sentar donde estaba María y una vez sentada lo pude decir en voz alta.
-¡Esta buenisimo!
-¡Bésale!
-¿Qué? ¿ Ya?
-No mujer ya no eso quedaría muy… cutre y tu quedarías como una ansiosa.
-Entonces ¿Cuándo?
-Después.Dijo María mientras mordía un taco.
-¿Después cuando?
-Mira, eso yo no lo sé, pero podrias fingir que quieres jugar a los bolos y que no sabes entonces… bueno mira ya no aguanto mas te lo voy a contar.
-¿Contar el qué?
-Mira, mi hermano me dijo que tu le gustas a Sam y que mi hermano le había dicho donde debía besarte, y yo también estoy ayudando a mi hermano para que coincidais.
-Entonces, Sam también quiere besarme.
-Sí, pero ese no es el caso, el caso es que le dije a mi hermano que me las arreglaría sin decirte nada para que fueras ahí y dijeras que quieres jugar entonces Jonh le daría un pellizco para que te ayudara, entonces, ahí es dónde surge la magia.
-Entonces lo que me estás diciendo es que tengo que decir que quiero jugar y el me ayudará, y entonces ahí me besa.
-Exacto.
-Bien.
Dije yo levantándome de la silla.
Me acerqué más y más, a medida que me acercaba el corazón s eme aceleraba, entonces sonó ``someone like you´´ de Adele, me encantaba esa canción. Llegué donde estaban los chicos.
-¿Puedo jugar?
Jonh le dio en el brazo a Sam, y entendí que esa era la señal , mientras tanto María estaba mirandome desde la mesa con mi hermano. Me guñó un ojo.
-¡Claro! Dijo Sam.
Cogió una bola y me la tendió.
-Vale, pero lo que no quiero es acabar como el del pasillo de al lado.
-Tu tranquila yo te… ayudo.
-Vale.
Me agarró por el brazo y me puso la bola en la mano y entonces yo me eché hacia atrás y…
Pasó lo que pasó.
En un solo minuto yo le besaba a él o el me besaba a mi tiré la bola y le abracé.
Abrí los ojos y miré hacia la mesa donde estaban los tres mirándonos y riéndose en ese momento me dí cuenta de que no eran los únicos que nos miraban….
Nos separamos.
María se levantó de la silla y se puso delante de nosotros con los brazos en jarra.
-¡Eh, que miráis mas quisierais todos estar en la piel de este señorito! Dijo señalándonos.
-Cierto, mas quisieras- Dijo Sam mirándome.
Le seguí la mirada y nos sonreímos.
Nos abrazamos y nos fuimos a la mesa.
-¡Pedazo de lote os habéis dado! Dijo mi hermano dándole a Sam golpes en el hombro.
-¿Has aprendido? Bromeó Sam.
Nos cogimos la mano por debajo de la mesa.
-Eso, hermanito.
Apoyé la cabeza en el hombro de Sam.
-Hacéis muy buena pareja.-Dijo María sonriendo.
-Ya lo sabíamos.-Dije yo.
Jonh vino a la mesa con un plato de patatas fritas que dejó en la mesa.
-¡Patatas para todos! Anunció.
-¡Comida!-Dijo mi hermano.
Cogió una patata y Jonh le dio un capón.
-¡Tragón!
Cogió la patata y la tiró.
-¡Joder, como quema!
Capón por partida doble.
-¡Esas palabras! Dijo María.
Nos empezamos a reír.
Jonh nos miró a Sam y a mí.
-Alomejor, vosotros queríais una tarta nupcial o algo así pero… aquí no hay de eso.
Sam me apretó la mano con mas fuerza y me besó la mejilla.
-Muy gracioso Jonh.
-Ya, ya lo sabía.
Me alisé la falda del vestido con la mano que me quedaba libre.
-¡Madre del amor hermoso, es tardísimo!
-¡Oh! Vale Cenicienta, ya vamos antes de que te transformes .Bromeó Simon.
-Ja-ja, para empezar, Cenicienta no se transforma ¿vale? sino que tiene que correr para que el hechizo no se esfume delante del apuesto principe, a y otra cosa que se me había olvidado deciros y a mi hermano igual. ¡Todos dormimos esta noche en mi casa!
Nos miramos.
-¡Vale!- Dijimos todos a coro.
-¡Aviso!-Dije yo.- Tengo extrañas pesadilas por las noches y grito, lo siento, pero no lo puedo evitar.
-No importa-Dijo Jonh.-Yo ya estoy acostumbrado a oír roncar a mi hermana.
Le dio un golpe en la cabeza.
-¡Yo no ronco!
Después todo fueron risas.
-Bueno, nos vamos. Afirmó María.
Nos levantamos y cogimos el abrigo. Sam me ayudó a ponerme el mio.
-Gracias. Le sonrié y el me sonrió también.
Salimos de la bolera y nos quedamos todos parados mirando la calle, miles de millones de luces anunciaban que la navidad se acercaba.
Me encantaba la navidad.
-¡Que bonito!-Dijo Simon.
-Y que lo digas. Dijo María apoyando la cabeza en el hombro de… ¡mi hermano!
Pareció no darse cuenta pero… cuando lo hizo fue ruidoso, mas que nada porque pegó un buen grito.
-¡Que haces!
-¿Yo?
-¡Tu!
Mientras ellos discutían, Jonh, Simon y yo nos dedicamos a reirnos.
Las madres paseaban con sus hijos de la mano y se paraban a ver los escaparates de las jugueterías. Los niños se paraban señalando con sus deditos y diciendo``mira mamá quiero eso´´ y las madres se dedicaban a decir`` muy bonito´´ aunque por dentro estaban diciendo: a este niño siempre le gusta lo mas caro…
Nosotros seguiamos embobados mirando las luces de la bolera.
-¿Nos vamos? Dije yo.
-¡Si!- Dijeron todos a coro.
Me eché a reír.
-¡Bueno, no me peguéis!
Se echaron a reír.
Jonh se paró para coger las llaves del coche de su bolsillo del pantalón.
-Voy a por el coche esperadme enfrente de la perfumería.
Giramos la esquina para colocarnos enfrente de la perfumería. Pero nos encontramos a un niño de unos 5 años llorando sentado en el suelo.
Me agaché a su lado.
-¡Hola!
El niño se apartó mas de mi.
-No, no voy a hacerte daño.
El niño abrió la boca para hablar.
-Mamá.
¿Dónde está tu mamá?
El niño señaló en dirección al cielo.
Bajé la cabeza.
-Entiendo.
Sam se agachó a mi lado.
¿Con quién vives, chaval?
El niño me soltó la mano.
-Con tita Heaven.
Sam me miró.
-¿Y… dónde está tu tia?Le dije yo con cuidado.
El niño señaló a una ambulancia que estaba calle abajo.
Sam apretó los puños.
-No…
Cogió al niño.
-Vamos a llevarte con tu tia, chaval.
Sam se echó a correr calle abajo y María le miró atónita.
-¡Sam!-Grito.
Paró un coche rojo y Jonh bajó la ventanilla.
-¿Dónde leches va Sam?
-A llevar a un niño con su tia.
-Será cabrón.
-¡Subid al coche!
María y yo nos subimos al coche.
El interior tenía asientos con estampado de piel de cebra, pero estaba limpio.
Llegamos donde estaba la ambulancia y el niño estaba con una señora que le tenía cogido y le estaba besando.
Sam estaba sonriente esperando a que llegaramos con el coche.
Se montó a mi lado.
-¡Salvado!
Le abracé.
-¡Le has salvado!
-Si…
-¡Mi héroe!
Me abrazó y me dio un beso leve.
-¡Mel!
-¡Mel!
-¡Abre los ojos!
Abrí los ojos.
María y Sam estaban sentados en el sofá de al lado.
No, no podía haberlo soñado.
-¡No!
María y Sam se miraron atónitos.
-¿Qué pasa?
-¿Qué?
-Sam, dime que no lo he soñado.
-El…¿qué?
Desde luego lo había soñado.
-Nada, es igual.
-Te quedaste dormida y no hemos podido ir a la bolera…
¡Será posible! Como se me ocurre dormirme, justo cuando íbamos a ir a la bolera.
-Bueno… mejor tarde que nunca podemos ir… ahora.
-Me temo que no…
-¿Qué, pero por qué?
María me hizo un gesto señalándose con el dedo la muñeca izquierda.
-Tal vez… porque está cerrada.
Me coloqué el pelo y me miré para asegurarme de que no era una brima de mal gusto y en realidad si que tenía el vestido azul puesto.
Pero… no, no lo llevaba puesto.
-¿Qué hora es?
-Las ocho y media.
Me levanté del sofá y estaba un poco mareada, me tambaleé, me sentía como si alguien se hubiera escondido debajo de la escalera con un mazo y me hubiera pegado con él hasta quedarse sin aliento.
Sam se levantó del sofá y me agarró el brazo, cosa que yo no podía agradecer mas en ese momento.
-Gracias.
Me sonrió.
-¿Estas bien?
-Si, si.
Me fui a mi habitación y me asomé por la rendija que quedaba algo abierta para ver a María y a Sam.
-Sam… voy a ver a Mel, no parecía tener muy buen aspecto.
-Te acompaño.
-¡No!
-¿Qué?
-Puede estar… cambiándose.
Me tapé la boca con la mano y me empecé a reír.
Abrieron la puerta y me dio en la cabeza, empujándome hacia un lado.
-¡Tia!
-No soy tu tia, Mel, pero si lo fuera lo primero que haría sería enseñarte a no escuchar las conversaciones ajenas.
-Cierto… soy muy maleducada.
Me empecé a reír a carcajadas.
-¿Cambiándome? Gran excusa.
-¿Gran excusa? ¿ La mia?
Me callé repentinamente.
-¿A qué te refieres?
-Muy buena excusa la de fingir que estabas mareada para que Sam te cogiera el brazo.
Escuchamos tras la puerta que mi hermano y Sam estaban jugando a la wii en el salón de abajo.
-Bien… para empezar, María, no era una excusa, era mas bien una… necesidad.
-¿Eh?
-Sí, he soñado que le besaba en la bolera.
-¡Anda, claro! por eso deseabas tanto ir a la bolera, desde luego eso explica muchas cosas.
María se dirigió a mi escritorio donde había una bolsa con gominolas que compramos días atrás, antes de la llegada de Sam al vecindario.
-¿Ah si?
-¡Aja!
-¿Cómo cuales?
-Pues, demuestra que estás perdidamente enamorada de él.
Cierto, era cierto, lo demostraba, pero… no me explicaba como fue tan… repentino.
-No, yo creo que mas que estar enamorada de él lo que me pasa es que… estoy… bueno que…. me llama… la atención.
-Si, ya, la atención.
Soltó una carcajada.
-¿Sabes lo que tienes que hacer, lo que te exijo a hacer?
-¿Qué?
Se levantó de la silla.
-Bueno… la verdad que… este fin de semana mis padres no… no estan en casa y… voy a montar una fiesta y le voy a invitar asíque si quieres entrar en mi fiesta, tienes que besarle allí mismo.
La miré atónita, pero callada, no estaba sorprendida.
-¿Qué?
-Lo que oyes.
Se puso a mi lado y me cogió un mechon de pelo.
-Mira, un beso es el primer paso que se debe dar en una relación.
-¿Quién a hablado de una relación?
-Nadie, nadie a hablado de una relación, pero… lo piensas, piensas que no hay mas mundo sin él.
Había exagerado de una manera monumental mis sentimientos.
-No exageres, a ver, me llevo muy bien con el y tal pero… apenas le conozco.
-Pues conócele.
-Tú, te crees que se puede conocer a la gente ¡Ale venga alegría a la vida, te he visto hace dos días, pero quiero besarme contigo y por eso mismo ya nos conocemos! No, María, las cosas no son así, la vida no es así de simple.
-Mira, cielo, la vida te parece complicada porque tu la haces complicada.
Ahora si que me sorprendieron sus palabras.
-¿Cómo dices, que yo la hago complicada?
-Sí, vamos a ver ahora mismo, nos vamos a cenar, a dar una vuelta, le conoces, después, mañana, que te recuerdo son vacaciones de navidad, no tenemos que ir al instituto, nos vamos al centro comercial con tu hermano y con él, comemos hablas con el, por la tarde nos vamos al cine y al día siguiente por la tarde noche en mi casa la fiesta le besas y listo.
-Suena muy facil así dicho la verdad.
-Es fácil, sobretodo si tienes un hermano que es íntimo del chico que te gusta y que le puede preguntar si él también quiere besarte.
-¡Ni se te ocurra obligarle a besarme!
-No le voy a obligar, Mel, simplemente le dices, Sam, tu quieres besar a Mel¿verdad? mas que nada porque tu eres el chico ¡lánzate!
-No, no, si él de verdad está enamorado de mí tiene que quererlo sin que nadie le diga nada.
-Vale, vale, ¿pero sigue en pie lo de ir esta noche a cenar?
-Eso sí.
Bajamos al piso de abajo y entramos en el saló donde se oían los gritos de los chicos mientras jugaban a la wii.
-¡Déjame, esa meta es mia!
-¡No!
-¡Chicos!- Dijimos María y yo a la vez.
Se dieron la vuelta los dos a la vez.
-¿Vamos a cenar fuera esta noche?
Se miraron, Sam dio un paso al frente.
-A mí me parece muy bien, pero me voy a ir ahora mismo a mi casa a cambiarme de ropa y a ducharme.
-Eso, eso tu ponte guapo, tío, que por las noches hay muchas chicas guapas.
La sola idea de ver a Sam dando la mano a otra chica que no fuera yo me daba escalofríos.
-Bien, nosotras vamos arriba a prepararnos.
Sam cogió su anorak rojo se lo puso y se fue en dirección a la puerta.
-Bueno, yo me voy luego os veo.
-¡Adios!
María y yo fuimos escalera arriba y entramos en mi habitación, encendimos mi portátil azul cian y pusimos música.
Entramos en mi vestidor y empezamos a rebuscar que ponernos.
Yo elegí una camiseta de hombro caído negra con una smiley en rosa con los pelos en punta y con una frase que pone: living your live!
Y unos vaqueros rotos ajustados, de calzado me decidí por unos botines grises con mucho tacón y el pelo tenía pensado dejarmelo suelto y liso como le tengo, pero María casi se me echa encima solo de pensarlo.
Me agarró, me sentó en la silla y me hizo unos tirabuzones alocados.
Luego ella se encargó del maquillaje, para mi gusto se pasó pero no hiba a negar que quedaba muy bien.
Después ella se decidió por una camiseta roja con una manga de tira y la otra larga unos vaqueros desteñidos y unos zapatos rojos que quedaban muy bien con el conjunto que había elegido.
-¡Listas!
Nos miramos en el espejo.
-¡Buen trabajo, María!
-Sí, pero esto no está acabado hasta que no pongas una canción de los BTR.
-Cierto.
Busqué en mi ordenador, y cogí la canción ``Any kind of guy´´
Las dos nos pusimos a cantar ya bailar como las locas que éramos. Paramos en cuanto sonó el timbre.
Bajamos pitando, cogimos los abrigos y abrimos la puerta.
Sam nos esperaba con su anorak rojo y sus vaqueros, pero el pelo, el pelo lo llevaba engominado hacia arriba.
-¡Hola chicas!
-¡Sam, coleguilla!- Dijo María dándole una palmadita en el hombro.
Sam se quedó con cara de``¡esta que dice!´´pero en su lugar digo:
-¡Estáis increíbles!
María dio un paso atrás y me agarró la mano.
-Sobre todo Mel la has visto que zapatazos, está preciosa, seguro que hoy liga.
-¡María, déjalo ya!
Sam soltó una carcajada.
-Sois muy divertidas chicas.
-Si, lo siento, Sam esque está obsesionada con que me tengo que echar novio y…
-¿Qué, es algo malo?
-Bueno… yo me…voy a beber agua, ahora mismo salgo.
Me dio un codazo en el brazo.
-No, no es malo pero… es un poco plasta.
-Sí, pero la verdad, tiene razón en eso de que estas increible.
Me daba la sensación de que el suelo estaba a tres metros por debajo de mí, y que me fallaban las piernas.
-Gracias.
Abrieron la puerta de al lado y salió un chico moreno  con una abrigo azul cielo y unos playeros cn una bolsa de basura.
-¡Buenas noches!
-Hola, James.
Se unió junto a Sam y junto a mí en la conversación.
-James, este es Sam, Sam este es James.
-Hola.
-Hola.
Abrieron la puerta de mi casa y salieron mi hermano y María.
-Bueno, chicos nos vamos, ah hola James. Dijo María.
-Hola María.
Se dieron dos besos, al rato salió mi hermano de casa y cerro con un portazo, antes de un abrir y cerrar de ojos ya se había reunido con nosotros.
-Hola, James.
-Hola.
Mi hermano y James fueron íntimos de pequeños, no entiendo que había cambiado entre ellos, pero James era un chico súper majo.
-Oye, tío, ¿te vienes a cenar con nosotros? Dijo mi hermano.
-Bueno, voy a avisar a mi madre de que me voy, otra vez.
Entró en casa y Marí apretaba los puños.
-¿María, puedo hablar contigo, cariño?
-Si, Mel, como no.
La agarré el brazo y me reuní con ella lejos de mi hermano y de Sam.
-¿No me digas que te gusta James? Susurre.
-¡No!- James, ya había salido de su casa y ella le miraba.
-¿Seguro?
-Vale, un poquito.
-¡Lo sabía!
-¡Shh! Mel, ¿te puedes callar, o bajar la voz al menos?
-Sí, si, ¿desde cuando te gusta mi otro vecino?
-Desde que un día vino a tu casa y estuve dibujando con el flores para colgarlas en un árbol de tu jardín ¿ te acuerdas de eso?
-María, de eso hace años.
-Lo sé era un niño tan tierno, pero hubo una temporada que me calló mal, porque tenía novia, pero de eso hace ya bastante, la verdad nosé que años teníamos¿siete?
-Ah, sí, me acuerdo de Jessie, y también de cuando estaba saliendo con James.
Me eché a reír.
-También me acuerdo de cuando la engañaste diciéndola que si se metía gomas por la nariz se haría una princesa.
-No, no la dije eso, la dije que todas las princesas lo hacían, y lo mejor de todo fue que se lo tragó.
Sam nos hizo una seña con el brazo.
-¿Nos vamos, chicas?
-¡Si!
El hemano de María nos recogió después de cenar con el coche y dijo que nos iba a llevar a una discoteca de las mejores de la ciudad, aunque no era una ciudad muy grande ni con muchos edificios de moda, si que había varias discotecas. Pero no era una discoteca que despertara mucho mi interés mas que nada porque en ese mismo sitio, había muerto mi hermano.
-¿Qué hacemos aquí? Dije y deseando tirarme encima de Jonh y dirigir el coche a otro sitio.
-Bueno, es uno de los mejores sitios de la ciudad.
-Pero…
-¡Mel, tranquilízate! Solo será una noche.Me susurró María tratando de calmarme.
-¡No, tu hermano sigue sano y salvo al mio lo mataron aquí mismo!¿como quieres que me tranquilice?Le susurré yo.
-No lo séMel, pero tranquila, por dios, mira, si aguantas toda la noche aquí,no volvemos mas.¿Me lo prometes?
-No se… María, no se si voy a ser capaz.
-Serás capaz
El coche se paró y Sam nos abrió la puerta a María, a James y a mí.
James y María se bajaron de3l coche pero yo permanecí inmóvil durante unos segundos, María metió la cabeza en el interior del coche.
-¿Vamos?
Asentí con la cabeza.
Suspiré.
Me bajé del coche.
Como de costumbre en todas las discotecas, la puerta estaba llena de gente esperando en la cola. Me quedé inmóvil y María me dio un empujón.
-Vamos, Mel.
-No no puedo.
-Mel, por favor.
-María, no puedo.
-Chicas, ¿entráis?- Dijo James.
María gi

-Mel, porfavor, tienes que entrar, no puedes quedarte aquí parada todala noche, lo de tu hermano pasó fuera no dentro.
-Ya, en tal caso me voy a…
No me dejo terminar.
-¡No! tu no te vas a ningun lado, Melissa vas a entrar ahí y te vas a ligar a Sam como que me llamo María ¿vale?
Tragué saliva.
-¡Vamos alla!ró la cabeza.
-Sí, pero ir entrando vosotros.
-Vale.