martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo 2: Voces en mi interior

Capítulo 2
Sam

En el salón nos quedamos en silencio durante unos segundos hasta que Mel lo rompió.
-¿Qué eran esas imágenes?
-No lo sé pero fueran lo que fueran son imágenes de un asesinato y otra cosa que no entiendo es que hacían grabadas encima de una película infantil.
-Yo tampoco me lo explico-Dijo Simon.
-Esa película la lleva viendo mi hermana hace mucho tiempo y nunca ha salido nada.- Dije yo llevándome una mano a la boca.
-Es extraño, tu hermana lo lleva viendo mucho pero nunca ha salido nada hasta ahora.
-Exacto.
Nos quedamos en silencio hasta que Simon levanto el brazo y cogió el mando del DVD.
-Sentaros, vamos a volver a verlo.
Volvimos a ver las imágenes y volvimos a ver lo mismo pero detrás de esas imágenes había mas pero esta vez salían un grupo de amigos en un bosque y a una chica se la oía gritar y después ya no estaba con ellos. Se cortó.
-¿Qué quiere decir esto?- Mel sonaba asustada.
-No sé, pero no sé vosotros pero yo tengo mucho sueño asique ¿lo miramos mañana?
-Estoy de acuerdo con Sam ¿tu Simon?
-Totalmente.
Simon apagó la televisión y las luces, los tres subimos hacia arriba y nos despedimos de Mel, que ella iba a dormir a su habitación mientras que yo entraba con Simon en su cuarto.
El cuarto, tenía las paredes pintadas en tonos rojos. El rojo era mi color preferido. Tenía dos camas de matrimonio con las colchas en cuadrados negros y blancos, los muebles eran blancos.
-Bonita habitación.
-Gracias.
Nos metimos cada unos en una cama y Simon apagó las luces.
-Hasta mañana, tío.-Dijo Simon mientras bostezaba.
-Lo mismo digo.
A media noche me depertaron unos gritos procedentes de la habitación de Mel.
Me levanté abrí la puerta y me encaminé hacia la habitación de Mel.
Abrí la puerta y me dirigí a la cama, donde Mel estaba sudando, llorando y gritando.
-¡Mel, despierta!
Mel, parecía no haberme oído y siguió gritando y diciendo que no.
-¡Melissa!
Mel abrió los ojos y me agarró del brazo.
-¿Qué pasa?
Me abrazó
-A sido horrible.
-Pero… Mel ¿Qué pasa? Tranqulízate, solo ha sido una pesadilla.
Mel se apartó y encendió la luz.
-Esque.. Sam la chica del vídeo me pedía ayuda y me decía que la sacara que no podía seguir así.
-Bueno, entonces ya sabemos que la culpa es de la película.
Me senté junto a ella en la cama.
-Pero, esque no solo he tenido pesadillas hoy, esque llevo muchos días igual. Mas exactamente, desde que murió mi hermano.
-Lo siento.
Negó con la cabeza, y se puso a llorar de nuevo.
-Me siento culpable.
-¿Qué?
-Yo, tuve la culpa de que se muriera y por eso ahora tengo pesadillas.
-No, Mel, tú no tuviste la culpa son… cosas que… pasan.
La verdad, ejercer de psicólogo no se me daba muy bien, pero mis palabras parecieron tranquilizarla un poco.
-No, yo le llamé esa noche para que fuera a buscarme en ese momento se escuchó un coche pitar y… después nada.
Después de sus palabras silencio, no sabia que decir.
-Bueno, olvídate de lo que has soñado y… vuelve a dormir.
-Dime la hora.
-Las siete y cuarto.
Mel, se levantó y subió la persiana de la ventana dejando entrar luz solar a la habitación.
-Es la única forma de dormirme con luz.
-Bueno, pues Mel me vuelvo a la cama.
Me dí la vuelta para dirigirme a la puerta.
-¡Sam!
Me dí la vuelta para mirarla.
-Gracias.
-No hay de qué.
Mel, tenía algo que me hacía sentir… extraño era un sentimiento como si la conociera desde siempre.
Creo que… cada segundo que pasaba a su lado me hacía sentir mejor, me alegraba el día.
Volví a la cama y me quedé dormido.

Me despertaron unos golpes en el piso de abajo.
Bajé las escaleras y me encontré a Mel tirada en el suelo llorando de nuevo dándose golpes en la cabeza con la pared.
-¡Mel! ¿Qué haces?
Mel no pareció escucharme, me costó darme cuenta de que estaba sonámbula.
-¡Mel!
Me agaché a su lado, la agarré la cabeza y la dí palmaditas en la cara.
-¡Despierta!
Parpadeó.
-¿Sam?
-Si, soy yo.
Se llevó la mano a la cabeza.
-¿Qué ha pasado?
-No sé, dimelo tu, eres tu la que te estabas dando golpes contra la pared.
Mel se incorporó apollando la espalda en la pared.
-¿Enserio?
-Si.
Se llevó la mano a la cabeza.
-Eso lo explica todo.
Los dos nos reímos.
-Bueno, lo siento.
-¿Por?
Mel me miró.
-Por despertarte dos veces esta noche.
-Tengo una hermana pequeña que estuvo un mes sin dormir después de ver Bambi.
-¿Bambi? se supone que es una película para niños.
-Sí, lo es, pero la traumatizó lo de que su madre muriera.
Nos quedamos callados y después nos empezamos a reír. Mel se encogió de hombros.
-Pues vale.
Asentí con la cabeza.
-¿Desayunamos? –Dijo Mel.
-Vale.
Me levanté y la tendí la mano para que ella también se levantara.
-Gracias.
Los dos nos dirigimos a la cocina, una vez allí Mel se dirigió a la nevera y sacó la leche y del armario dos tazas.
-¿Cuánto quieres de leche?
-Ya me lo preparo yo, no te preocupes.
Mel metió su taza de leche al microondas. Los dos nos sentamos en la mesa.
-Oye, Sam, lo digo muy enserio siento haberte despertado tantas veces esta noche.
-No importa, todos tenemos un mal sueño alguna vez.
-Ya…
-No importa, Mel, no te comas la cabeza por una tontería semejante.
El microondas dio un pitido informando que la elche ya había terminado de calentarse y los dos dimos un respingo al oirlo.
Mel, se levantó y cogió su taza del microondas.
-Ya puedes meter tu taza.
Me levanté cogí la taza y la metí al microondas, mientras tanto Mel había dejado su taza en la mesa y había sacado de uno de los armarios magdalenas y galletas de chocolate.
Me apollé en la encimera.
-Tienen buena pinta.
-Estan mucho mejor de la pinta que tienen.
Mientras cogía una magdalena, Mel se estiraba la camiseta de su pijama.
Llevaba un pijama de color blanco, la camiseta era de tirantes y tenia una especie de puntilla en la parte del cuello, y los pantalones eran cortos.
-Sam… el microondas ya ha pitado.
-Ah, sí.
Abrí el microondas y cogí la taza, me senté enfrente de Mel y ella estaba dando mordicos a una galleta.
Cogió el paquete y me le enseño.
-¿Quieres?
-Bueno…
Cogí una galleta, y la unté en la leche una vez que me comí la galleta, me bebí la leche.
-¿Ya?
-Si
-¡Que rapidez!
Solté una carcajada.
-¿Ponemos la televisión?
-Como quieras.
-Vale, pues alcánzame el mando ya que estás levantado, está justo detrás de ti.
Cogí el mando y se lo dí.
-Gracias.
Encendió la televisión y salía un nuevo caso en este caso, había desaparecido una niña de seis años con su hermana de catorce. Salieron imágenes de las víctimas y la hermana mas mayor de la sdos llevaba un collar azul, con la correa en plata.

1 comentario:

  1. Hola Sara! He publicado el site en Twitter para que mis followers lo puedan seguir!
    Un besazo

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