lunes, 25 de junio de 2012

Capítulos 12 y 13


Capítulo 12 MEL
Lo abuelos de Sam estaban en la puerta de casa, por lo visto, el tío de Sam les había llamado contándoles lo ocurrido y que regresábamos a casa.
Nos bajamos del coche y la abuela de Sam se tiró a mí recibiéndome con un abrazo que yo no me esperaba la verdad pero para nada.
-Lamento que justo vengas tu y veas estas cosas…
-No… no pasa nada, no es culpa de nadie. ¿Dónde están mis padres?
-Están, están arriba con Patrick calmándole, piensa que te ha pasado algo…
-¿Qué Patrick sabe todo esto?
La abuela de Sam no contestó.
Me aparté de ella y abrí la puerta de casa, no la cerré ni siquiera  y subía las escaleras a toda prisa.
Abrí la puerta de la habitación de Patrick y estaba tumbado en la cama y mis padres a su alrededor, Simon estaba sentado a los pies de la cama.
-¡Mel!-Gritó Patrick, se bajó de la cama y corrió a darme un abrazo.
-Cariño-Se lo dije sin ganas, se podría decir que en esos momentos estaba con un buen trauma encima, de los grandes además.
-¿Estás bien?
-Claro que sí.
A los dos segundos de que Patrcik se apartara de mí, mis padres y mi hermano ya me estaban abrazando.
-Mel, será mejor que descanses-Dijo mi madre sin soltarme la mano.
Me dieron besos de buenas noches y me quedé sola en la habitación.
Abrí la maleta y cogí mi pijama de color verde con lunares.
Cuando ya lo tenía puesto, me asomé por la ventana, miré a la luna y me metí a la cama.
Me tapé hasta arriba, el calor de las sábanas era muy acogedor y hacía que me sintiera protegida aunque esa horrible imagen no desapareciera de mi cabeza. No tardé en quedarme dormida.

Un golpe me despierta.
Abro los ojos, no es de día todavía, busco a tientas mi móvil en la mesilla de noche para mirar la hora.
Las tres y media de la madrugada.
¿Qué era ese golpe?
Lo vuelvo a oír, viene de la ventana.
Quito las mantas de encima mío y salgo de la cama.
Me acerco lentamente y lo vuelvo a oír.
Alguien está tirando piedras a mi ventana.
Abro la puerta del balcón y salgo.
Lo que hay debajo es mucho mejor de lo que me imaginaba que podía ser.
Era Sam…
-¿Pero esque eres tonto o que te pasa?
Suelta una carcajada.
-¿Bajas Julieta?
-¿A estas horas?
Señala una cesta que tiene de la mano izquierda.
-¿Te apetece un picnic bajo la luz de la luna para olvidar lo que ha pasado hoy?
-Pero que son las… tres y media…
-Pues eso, mas bajo la luna no se puede estar ¿no crees?
-Espera Romeo, ahora bajo.
Se ríe.
-Aquí te espero, no tardes Juliet, que sois todas iguales de tardonas eh…
Le saco la lengua por no echarle un escupitajo encima de la cara para que me volviera a llamar tardona… en realidad lo era… pero no me gusta esa palabra. Tardar, no suena bien, no, nada bien.
Entro en la habitación y me pongo unos vaqueros una camiseta gris y una sudadera que compré cuando fui de viaje a Alemania.
Abro la puerta de mi cuarto, la cierro y me quedo en silencio, quieta por un minuto en el pasillo.
Todo en orden.
Bajo la escalera a tientas, una vez abajo salgo por la puerta de entrada con cuidado de no hacer ruido.
Sam está sentado en las escaleras de entrada.
-¡Buenas noches Juliet!
-No si lo de noche… te lo has tomado muy enserio eh…
-Me gusta hacer las cosas bien, o no las hago asique…
-Me parece muy bien.
Se levanta y me da un pico.
-¿Te apetece comer algo?
-Venga vale…
Me da la mano y nos vamos detrás de la casa, apartados de todo.
Se para y saca un pañuelo de la cesta.
-Lo siento Juliet, pero tengo que vendarte los ojos.
-Romeo… Romeo… no te pases de listo eh…
-No te resistas Juliet, se buena anda.
No me resisto y le dejo que me ponga la venda en los ojos.
Me agarra de la cintura.
-Así me gusta.-Me susurra al oído.
Comenzamos a andar.
-Como me caiga será por tu culpa eh Romeo.
-Confía en mi Juliet.
-Confío, confío, pero no hagas que me arrepienta…
-Ya casi estamos.
Se oye agua.
-¿Dónde estamos?
-Pronto lo verás, Juliet, no seas impaciente.
-¡Sam, déjame verlo!
-Tranquilidad…
-Ya estamos…
Me quita la venda de los ojos.
Estábamos en un sitio muy alejado de la casa de sus abuelos,  había una fuente, rosas una hamaca, la hierba estaba verde.
-¿Esto es… es el patio de tus abuelos?
-Sí, aún es mas grande, pero esta zona me encanta, vengo aquí siempre que tengo que pensar o algo…
-Buen sitio…
Sam estiró la manta en el suelo y sacó la comida de la cesta.
-¿Lo has hecho tu?
-Solo los sándwich, lo demás mi abuela.
-¿Tu abuela sabía lo del picnic?
-Si… me lo propuso ella antes, cuando llegamos a casa, para que te olvidaras un poco de todo lo que había pasado…
 Dejé de sonreír.
Sam se dio cuenta y me abrazó.
Yo también le abracé.
-No te preocupes, Juliet, por nada, yo estoy contigo.
Le abracé mas fuerte.
Nos separamos.
-Bueno qué, ¿cenamos?
-Venga vale…
Nos sentamos en la manta y Sam sacó la comida de la cesta.
Me ofreció un sandwitch y se lo cojo.
-¿De que son?
-De sobrasada
Le doy un mordisco.
-Pues está bueno, nunca lo había probado.
-Así me gusta una princesita con buen gusto.
-Cada vez me llamas de una forma.
-Juliet en mi cabeza siempre a sido una princesa, para el caso es lo mismo.
-Aaam…
Me sonrie con una de esas sonrisas que solo él tiene.
-Me gusta tu sonrisa, Romeo.
-Lo se.
Nos miramos y nos reímos a la vez.
Le doy otro mordisco a mi bocadillo.
-Esto está tan bueno como el cocinero.
-Voy a escribir un libro, se va a llamar las frases de Juliet, y esa, la incluiré en mi libro.
Me sonríe y nos damos un beso corto.
-Gracias por el cumplido Juliet.
-De nada.
¿Qué hora es?
-Cinco menos diez.
Se podía ver la casa desde donde estabamos.
Se enciendió una luz en el piso de arriba.
-Será mi abuelo.
-¿Qué habitación es?
-La de Helen y Miriam.
-¿Y qué hace tu abuelo ahí?
-Pasa por las noches a ver si necesitamos algo.
-¿Y enciende la luz?
-Posiblemente haya oído voces y haya entrado, seguramente estén despiertas.
-Ah…
La luz se apaga.
-Sí, estarán despiertas seguramente.
-Sí, seguramente.
Sam sacó zumos de la cesta.
-¿Te has traido toda la casa en la cesta?
-La ocasión lo merece.
-Oye… Sam
-¿Sí?
-¿Tu abuelo no entrará en nuestras habitaciones?
-Mi abuelo sabe que estamos haciendo todo esto, me ha ayudado él también a prepararlo, asique no,no va a entrar.
-¿Tu abuelo también te ha ayudado?
-Así es.
-Cada día me cae mejor tu abuelo, sí,sí.
Se rió.
-Te gustan mis abuelos, ¿y tus suegros?
 No me esperaba esa pregunta, y menos echa de esa forma.
-¿Mis suegros?
-Tus futuros suegros, claro que sí.
-Pues, me gustan, me llevaré muy bien con ellos. ¿Tú con los tuyos?
-Por supuesto que me llevaré bien, soy Sam, y soy sociable.
Se encendió otra luz, esta vez en el piso de abajo.
-Este hombre se mueve mas a sus 82 años que cuando tenía 15.
-¿Tú que sabes?
-Me lo dijo mi abuela, llevan saliendo desde los 16.
-¿Enserio?
-Sí, han tenido peleas, y demás, pero no podían distanciarse, sufrían por… amor.
-Muy bonito.
-¿No te parece increíble que haya parejas así?
-A mi no, yo tuve una relación de 4 años en la que pensaba que iba a ser mas larga, pero bueno, no pudo ser, pero sigo creyendo en las relaciones largas.
-¿Le dejaste o te dejó?
-Le dejé yo, por infiel.
-Pobre niñato sin cabeza, tenía que tener el cerebro del tamaño de una almendra para poner los cuernos a una chica como tú.
-Realmente, se lió con ella cuando estaba borracho, borracho como una cuba.
-Retiro lo dicho, no tenía cerebro, ni como una nuez, ni como una almendra, no tenía.
Suelto una carcajada.
-Yo nunca he tenido relaciones tan largas con ninguna chica, mi record es de dos.
-¿Años?
-Meses, todas me dejaban.
-¿Y tú decías que este chico no tenía cerebro?
-Sigo pensándolo.
-Pobre Romeo…
-Pues a ellas no las daba nada de pena, me dejaban por teléfono o por Facebook la mayoría.
-Cobardes…
-Es lo que hay…
Me acerco a él y le doy un beso,  noto como me abraza y se pega mas a mí.
-Te quiero, Juliet.
-Yo más.
Nos tumbamos a ver las estrellas.
-Que noche mas bonita…
-Sí.
-Ven.
Me tumbo en su pecho escuchando los latidos de su corazón y poco a poco me quedo dormida.

CAPITULO 13 ``SAM´´
Cuando me despierto es de día, miro la hora las diez y cuarto de la mañana, la policía habrá ido ya a la cabaña a investigar el cuerpo de la joven.
Mel sigue dormida, anoche nos quedamos dormidos mientras mirábamos las estrellas.
La doy unos golpecitos en el hombro, no se ha movido de donde estaba en toda la noche, está igual, encima de mi pecho.
La doy un beso en la mejilla.
-¡Buenos días princesa!
Sonríe.
-Buenas Romeo.
Levanta la cabeza y la doy un beso de buenos días.
-Vamos a desayunar, anda.
Asiente con la cabeza y se levanta.
Cojo la cesta y doy la mano a Mel, nos acercamos a casa de mi abuela.
Cuando estamos mas cerca, podemos ver tres coches de policía aparcados en la puerta.
-Ya habrán llamado a la policía esta mañana para que fuera a la cabaña.
-¿Y por eso llora mi madre?-Dijo Mel extrañada.
-Esto… yo…
Mel se echó a correr hacia su madre.
Yo eché a correr detrás de ella.
La alcanzo cuando ya esta abrazando a su madre.
-¿Qué pasa mamá?
-Es… es…
-¿Mamá qué pasa?
-Patrick
-¿Qué le pasa a Patrick?
-Ha…
-¿Qué?
-Ha desaparecido esta noche.
Mel me agarra el brazo, fuerte, me clava las uñas y se desploma en el suelo.
-¡Mel!
-¡Melisa!
Me agacho a su lado y la cojo la cabeza con cuidado colocándomela encima de las piernas.
-¡Mierda, Mel!
Su madre se agacha a mi lado y la coge la mano.
-¡Melisa!
La doy unas palmaditas suaves en la cara.
-Mierda, Sam, quédate con ella voy a buscar a un médico.
-¡Mel, Mel, despierta!
No daba señales de vida.
La cojo la muñeca y la busco el pulso.
No lo encuentro.
El terror me invade todo el cuerpo, no quiero perderla, ahora no, la había conseguido y no podía dejarla ir. Eso significaría la muerte.
-Mel, despierta, por favor.
La madre de Mel aparece con el médico.
-La llevaremos al hospital.
Llegan tres médicos mas con una camilla.
La levantan y la tumban en la camilla atándola con unas cintas negras.
-Decidíos de quién va con ella en la ambulancia, solo puede ir una persona.
-Sam, vete tú, su padre acaba de irse con Simon a la cabaña a ver si está Patrick, me quedaré aquí por si viene la policía con noticias del niño.
-De acuerdo.
No me resisto, es mas me parece bien que pueda ir yo con ella, aunque si me hubiera dicho que iba ella no me habría inmutado, es su madre, entendería que quisiera ir.
Pero no, voy yo, con ella, solo, solo con mi novia inconsciente.
Cuando llego a la ambulancia, el médico me abre la puerta.
-Entra chico, cógela la mano y dila que estás con ella, no es nada grave, solo se ha desmayado, asíque te escucha.
Hago lo que me dice el médico, me siento al lado de la camilla, la cojo la mano y la susurro al oído que todo va a salir bien, que yo estoy a su lado y no tiene que temer.
Está llena de cables, con una mascarilla de oxígeno puesta en la boca, los cables la conectaban al aparatito de las pulsaciones.
Me duele verla así.
Indefensa, medio muerta. El médico dice que no es grave, pero por un momento, pienso que me ha mentido, me ha mentido para que no me preocupe por ella.
La agarro la mano más fuerte y borro ese pensamiento de mi cabeza.
Todo va a salir bien, pienso, todo va a salir bien.
Intento decirla algo pero lo único que me sale es un `` no me dejes´´ las lágrimas llegan a mis ojos.
-Juliet, vamos, todo va a salir bien.
La ambulancia se para y abren las puertas.
Me mandan bajar, obedezco y bajan la camilla con Mel encima.
Entramos al hospital.
-Oye, chico, tienes que quedarte en la sala de espera, tendrá que verla un experto.
-¿Qué?
-Lo siento, chico.
-¿Está bien?
-Sí, no te preocupes, solo es un desmayo, provocado por el ataque de nervios, pero igualmente vamos a asegurarnos de que no sea nada mas grave.
Asiento con la cabeza, me siento en una silla en la sala de espera y veo como se cierra la puerta de la habitación de Mel con los médicos dentro.
Lo único que me viene a la cabeza en ese momento.
``No me dejes, no me dejes, no me dejes´´ 

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